Candil de la calle... oscuridad de su casa?


Reflexionando en debates de la situación actual de un mundo que cada día nos sorprende con algo nuevo, se lanzaron al aire los términos de universalismo y relativismo, planteando radicalmente con cuál deberíamos de regirnos globalmente. Planteamiento que se percibe de modo superficial y extremista acerca de la manera en la que se mueve cada sociedad en cuanto a política y cultura principalmente. También se hablaron de las intocables garantías individuales que “son aplicadas a todos por igual”, cuestión enteramente utópica ya que no existe maneja de juzgar a cada estado bajo las mismas reglas existiendo cosmovisiones, cultura y sobretodo identidades autónomas tan diferentes. No obstante se debe de tomar en cuenta que el ritmo de la globalización crece desmesuradamente y el mundo se ha vuelto una serie de alianzas a las cuales es mejor unirse, demostrando con esto que los sistemas desean tener una imagen presente y una voz en lo que se define ahora como una comunidad Internacional.

Se supone que una comunidad Internacional se puede explicar como organismos independientes que a la vez se van expandiendo de manera diplomática y cultural alrededor del mundo equilibradamente "preservando su autonomía".

Tocar los temas previos es delicado e incluso se puede tornar confuso en la medida de no saber identificar la línea que delimita dónde acaba la soberanía y autonomía de un estado y empieza una sociedad global que casi nos obliga a pactar con ella. El hecho de penetración y pertenencia de un país hacia la comunidad internacional se torna peligrosa ya que, como se diría de un modo coloquial, “vende su alma al diablo”, es decir se arriesga a perder un control de un sistema propio al recibir una oferta de protección y fortalecimiento de alianza y “apoyo” por parte de las potencias, que por debajo del agua tienen otros intereses que han sabido mover sobre países menos afortunados, (de qué otra manera se podrían haber convertido en los colosos que son).
El problema recae cuando se quiere formar parte de esta nueva tendencia de un sistema globalizado al mismo tiempo que la estructura interna de nuestro país se colapsa. Un estado no puede estar al nivel de una sociedad global cuando en cuestiones estatales no tiene control.

Nuestra cultura como país, desde su origen, ha tenido una perspectiva individualista en donde cada quien busca su camino por diferentes rutas, que en la mayoría de los casos tienen direcciones opuestas y propósitos de beneficencia propia antes que general. Este factor empieza poner en evidencia una serie de consecuencias que llegan a los extremos más graves en cuanto a la conciencia que tenemos de nuestro propio estado y si estructura. El problema se puede apreciar desde lo más frívolo de la sociedad, en aspectos como la mala repartición de dinero, los intereses y avaricia de los que más recursos tienen, la impunidad y sobre todo las condiciones de desorden y desapego en las que vivimos. La sorpresa es que cuando menos lo esperamos nuestro comportamiento sistémico ya está bajo la lupa de la comunidad internacional (todo por querer pertenecer), y lo que ven es un estado que tambalea al no tener una fuerza holística ­­­­­­­­­­que trabaje más que por partes, como un todo. Un todo que cuente autonomía y autocontrol y que no posea inconsistencias que hagan que algunas partes se dirijan hacia extremos contrarios de otras .
La cuestión de que en nuestro país carezca de Holismo es una de las razones principales para determinar que no estamos listos para entrar de lleno en una sociedad internacional, cuando a nivel interestatal todavía no sabemos cómo alcanzar un equilibrio y prácticamente gateamos, que facilita la probabilidad de llegue a existir una desorientación y un desapego a lo que realmente es la cultura mexicana.
El conflicto es que para pertenecer a una comunidad internacional requerimos un cierto nivel y un compromiso de conciencia social que no poseemos, siendo esto un terreno peligroso para México. Nos referimos a un peligro para nuestro país por el hecho de que nuestras relaciones internacionales exponen lo que pasa en nuestro territorio y la manera en la que no sabemos manejarlo. Esto propicia a que otros estados más capaces lleguen a intervenir en nuestra soberanía y estructura interna con el pretexto de ser aliados de la comunidad internacional.
Debe de existir un equilibrio entre la soberanía de un estado y la sociedad internacional, aspecto que en la actualidad en un mundo hambriento de poder es algo lejano, sobre todo cuando las potencias acechan a los países subdesarrollados tendiéndoles la mano para obtener beneficios a cambio. Nada es gratis en la vida y menos cuando hablamos de conflictos mundiales.
Para empezar a desenredar el mundo, debemos por empezar desenredando México, nuestro comportamiento individual debe cambiar para que nuestra sociedad ceda y por consiguiente sistema cimbre desde sus adentros y se pueda empezar a modificar.

La cuestión es, como antes mencionaba, no podemos llegar y atacar problemas globales cuando no podemos solucionar ni UNO que nos afecta directamente. Es como la idea de querer ir a prender los candiles de la calle cuando apenas tenemos luz en nuestra propia casa. Antes de quedar bien con todos, debemos de empezar a estar bien con nosotros.

2 comentarios:

  1. Claro, dan risa las buenas intenciones de Calderón respecto a Cuba. En eso coincido. Pero me parece sospechosa su idea de "sociedad internacional". No creo en esas concepciones. No soy vieja, pero ya tengo el cuero duro y antes de hablar de soberanía pienso en neocolonialismo.

    Eso que usted entiende como sociedad internacional suena muy bien, de hecho su texto es brillante por su redacción limpia (a no ser por la palabra sobretodo que, como ya le dije, no se escribe junta). Pues sí, se nota que usted domina conceptos, pero ¿qué tanto sabemos del mundo en realidad, cuánto deberíamos viajar para poder hacer juicios de este tamaño?

    Siga escribiendo. Siempre me da gusto leerla y dialogar con su prosa.

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  2. Karla! hola, igual y fue algo erronea mi manera de expresar y sobre todo ligar la manera en la hablo de lo que es una sociedad internacional con México en si. Mi punto era manifestar que México no cuenta necesariamente con la solidez para unirse a esta idea utópica que se está creando a nivel global.
    seguiré escribiendo
    saludos!

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